“El partido estaba recién empezando. Iban 5 minutos. Recibí el balón por el costado izquierdo, levanté la cabeza para poder dar un pase y veo que tengo espacio por delante. Así, empecé a encarar en diagonal y logré dejar a un rival atrás. Luego, entré al área y salió un defensa a interceptarme. Justo, logré pinchársela por encima de su pierna derecha y después de eso quedé sólo frente al arquero. Definí con un bombazo fuerte arriba en el primer palo. Además de lo entretenido del gol, el arquero al que le convertí es muy amigo mío y años anteriores nunca le había podido marcar. Durante la semana, incluso, nos tiramos un par de tallas y el sábado por suerte pude romper esa mala racha. Después del partido nos reíamos recordando eso. Hacer ese primer gol y de la manera que se dio fue un alivio tanto para mi como para el equipo. Fue un gran envión anímico”.