La historia cuenta que tras años de intentos por llegar a la máxima categoría, Charrúa se enfrentaba – por esas cosas del destino – a Canillas a definir qué institución jugaría en 2022 en Junior A. El escenario era perfecto. La Liga San José repleta en la cancha 1 mirando el desenlace del partido. En el tiempo regular igualaron 1-1. Fueron a tiempo extra y se mantuvo la paridad. Cómo si se tratara de una buena película de acción la trama de la definición se haría desde los 12 pasos, en un mano a mano, que tuvo de todo. Mientras en la galería no se dejaba de alentar, los jugadores uno a uno se acercaban a definir el ascenso. En un momento, tras atajar con calidad varios penales el golero de Charrúa – Luis Felipe Fernández – todos pensaron que se definía rápidamente la llave. Pero Canillas volvió a la carga y quedaron igualados hasta el último penal. En ese momento, de máxima tensión, llegó el último penal en los pies de Juan Martín Guzmán. “El tecnico tiró nombres y preguntó quienes se sentían con la energía y las ganas. Pateamos tres que estamos hace más de cinco años en el equipo y entendíamos la oportunidad que teníamos. Yo pedí el quinto penal”. Frente a frente Charrúa Junior y el ascenso. La historia dicen que se escribe con letras mayúsculas, así lo comenta uno de los héroes de esa tarde: “Siempre supe que iba adentro no lo dude nunca. No me preocupé del arquero que había hecho un buen show para desconcentrarme. Solo me preocupé de pegarle fuerte a donde había pensado. Entró, fue gol y solo corrí para tirarme al piso y abrazar a todo el equipo, fue un desahogo impresionante. Con ese penal terminó un proceso de mucho esfuerzo y dedicación, ahora empieza uno nuevo con tremendas expectativas en Junior A”.