«El partido frente a Defensores comenzamos perdiendo. A los quince minutos de juego ellos se pusieron en ventaja. Entramos dubitativos a la cancha pero en el entretiempo conversamos y salimos con todo a buscar el empate. El segundo tiempo fue otro partido. El arquero de Defensores anduvo muy bien porque sacó 4 goles claros. El empate lo marqué a los 30 minutos del segundo tiempo. Como les contaba, salimos muy metalizados en quedarnos con la victoria. Ya con el empate en el bolsillo, comenzaron a llegar al área muchos centros y tiros libros que llegaban especialmente por el lado derecho. Se me ocurrió cambiarme de lado, al izquierdo y esa fue la solución. Cuando quedaba un minuto, Héctor “Tito” Santibañez sacó un centro perfecto. Vi que el balón venía para mi, muy concentrado en la pelota nunca perdí de vista la jugada. Varias veces con mi hijo, Jesús, practicamos una tijera o media chilena. Hice el gol del triunfo de Vikingos en el último minuto. En ese momento pensé en mi hijo, que lamentablemente no pudo ver el gol en vivo y en directo y en mi abuelo Ariosto. A mi hijo y a mi abuelo les prometí la Copa. Pero para lograrlo tenemos que mejorar un poquito más en lo físico. Necesitamos jugar más futbolitos en la semana. Eso es fundamental para fortalecer al plantel: jugar y divertirse. Tenemos que conocer al compañero. Sus virtudes y, así, mejorar sus falencias”.