Hay fotos de cuando Guillermo Martínez tenía cinco años de edad y aparece con guantes de arquero jugando fútbol en la playa. ¿Quién es Guillermo Martínez?, se preguntarán ustedes. Es el dueño del pórtico menos batido en la Liga San José en Junior B: apenas nueve goles recibidos, en la misma cantidad de fechas. El nuevo arquero de Carnaval, que juega los domingos por ADF, mide un metro 90, tiene 28 años, es trabajador social de las Foji (Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile), hizo cadetes en Cobresal y estuvo a prueba en Unión Española. “En la cancha me guío por el referente que me vuelve loco desde chico: Sergio Vargas”, cuenta este ex alumno del Instituto Nacional. Martínez sacó del Superman la voz de mando. Cuenta que grita prácticamente todo el partido y que eso marca una gran diferencia: “Un arquero que lee bien el partido y maneja bien su defensa, probablemente tenga que intervenir menos que uno que juega callado”. Su otra cualidad es la seguridad de manos, pero además juega adelantado para cortar jugadas y sabe leer la postura corporal del jugador que le va a patear un penal. Su papá, que también era arquero aficionado y que ahora va a verlo cada vez que puede, le enseñó el camino bajo los tres palos