Un metro 90 de estatura, central de Superior, «de toda la vida», dice él. Adolfo Lira está desde los inicios de la Liga San José y quiere que Clemente, su hijo de dos años y siete meses, se contagie con todo lo que se respira cada sábado en las canchas de Colina. «Llevo 18 años jugando fútbol y mucho de lo que hay acá ya es parte de mi familia. Quiero que mi hijo venga y me vea hacer lo que he hecho casi toda mi vida», cuenta Adolfo. Para que Clemente pueda verlo jugar los fines de semana, Adolfo tuvo que comprometerse a hacerse cargo de él solo. Fácil no ha sido, porque su hijo es inquieto y a veces termina un par de canchas más lejos de donde lo deja su padre cuando entra a jugar, aunque sus compañeros en la banca ayudan a cuidarlo y entretenerlo. «Agradezco por eso a mis partners», comenta el gigante Lira y agrega una reflexión: «El campo, las canchas, la familia, el deporte… si a mí todo esto me ha hecho tan bien y no lo tuve cuando chico, quiero que Clemente, y después Bernardo (de nueve meses), sí puedan vivir esta experiencia»